Anatomía de un impactoPrimeros resultados del seguimiento del impacto de la Deep Impact con el cometa 9P/Tempel 1

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El proyectil no alcanzó el núcleo de hielo, componente principal de los cometas

La página web de la revista Science publica los resultados de la campaña internacional de seguimiento del impacto de la nave Deep Impact con el cometa 9P/Tempel 1, el pasado 4 de julio, que coordinó el uso de 73 telescopios de 35 observatorios alrededor del mundo.

En el artículo se destacan especialmente los resultados obtenidos en el Observatorio del Roque de los Muchachos (Garafia, La Palma), del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), por el grupo de astrónomos internacional liderado por Javier Licandro, investigador del Isaac Newton Group of Telescopes (ING) y del IAC. Las excelentes condiciones atmosféricas de este Observatorio permitieron obtener imágenes y espectros de gran calidad con los telescopios William Herschel (WHT), Galileo (TNG) y Telescopio Nórdico (NOT).

“A partir de estos datos, se ha podido concluir que la corteza (manto) exterior del núcleo cometario está compuesta básicamente de polvo muy fino (microscópico) y tiene varias decenas de metros de espesor; el hielo, componente principal de los cometas, está debajo de este manto”, explica Javier Licandro. Los datos revelan que el impacto excavó la corteza, liberando instantáneamente una masa de polvo de aproximadamente un millón de kg y formó una nube de polvo que se expandió en la dirección suroeste a unos 200 km/h (ver figura). La evolución de esta nube evidenció que el polvo expulsado instantáneamente por el impacto, equivalente al que el cometa eyecta naturalmente durante 10 horas, se disipó en menos de 5 días.

Del mismo modo, las observaciones han mostrado que el manto de polvo debe tener un espesor de varias decenas de metros. El proyectil no penetró por debajo de este manto ni alcanzó el núcleo de hielo ya que no se detectó un incremento notable de la actividad del cometa más allá del polvo liberado durante el impacto. “De haberse alcanzado la capa de hielo –señala Licandro-, se debería haber generado una nueva región de sublimación de agua, que habría aumentado notablemente la cantidad de gas y polvo emitida los días posteriores. Sin embargo, a sólo 5 días del impacto, el cometa lucía casi exactamente como el día anterior al mismo.

Actualmente se sigue estudiando la gran cantidad de datos obtenidos. Los investigadores participantes en la campaña se reunirán el próximo año en Bruselas, en el congreso “Deep Impact as a World Observatory Event – Synergies in Space, Time and Wavelength”. Este congreso, al que el investigador Javier Licandro ha sido invitado a participar como miembro del Comité Científico, tiene como propósito principal el que los diferentes grupos asistentes pongan sus resultados y datos en común, de modo que el estudio coordinado de los mismos sirva para obtener el máximo resultado científico de esta campaña internacional sin precedentes.

Los cometas son cuerpos primitivos, residuos de la formación del Sistema Solar. Los materiales que los constituyen están entre los menos modificados desde que se formaron los planetas y tienen por tanto información básica sobre cómo era el Sistema Solar en sus comienzos. Se trata de objetos de gran interés para la Astrofísica, como lo demuestran las múltiples misiones espaciales dedicadas a su estudio. Los resultados obtenidos constituyen un salto cualitativo muy importante ya que han permitido por vez primera estudiar el material que se encuentra por debajo de su superficie.

El equipo científico que realizó las observaciones en el Observatorio del Roque de los Muchachos está formado por los astrofísicos Javier Licandro (ING-IAC), Miquel Serra Ricart (IAC), Julia de León Cruz (IAC), Noemí Pinilla Alonso (TNG-IAC), M. Teresa Capria (INAF, Italia), Rafael Barrena (IAC) y Mischa Schrimer (ING).

Más información: http://www.sciencemag.org/cgi/content/abstract/1118978v1

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