José Gálvez. IAC
Se suele pensar que investigar el Universo no sirve para mucho. Saber de dónde venimos, a dónde vamos o qué hay más allá de nuestro mundo, suelen ser, y no es poco, las respuestas típicas ante esta cuestión. Sin embargo, miles de personas en todo el mundo se benefician, por ejemplo, de los inventos que han sido concebidos, diseñados y fabricados para ser utilizados en la conquista del Espacio. Y es que sin darnos cuenta, tanto la Astronomía, como la carrera espacial benefician a la sociedad ofreciéndole conocimiento y tecnología en su día a día. Si aún no está convencido, analicemos una jornada en la vida de cualquier persona.
Son las 7.00 a.m. Suena el despertador. Tras cinco minutos extra remoloneándose en la cama, hay que levantarse y calentar un vaso de leche en el microondas. Sin saberlo, con este simple gesto usted ya ha usado aplicaciones derivadas de la exploración del Cosmos. En la NASA se creó una tecnología para mantener bajo control el flujo eléctrico en los motores de los satélites y evitar así despilfarros energéticos. El mismo dispositivo se aplica hoy, por ejemplo, al frigorífico, de donde cada mañana cogemos el desayuno. Por otro lado, el vaso de leche, es posible que este hecho de pirex o duralex, materiales que, al igual que la vitrocerámica de las cocinas, “nació como consecuencia de un desarrollo tecnológico en la fabricación de espejos para los telescopios modernos, consiguiéndose que su coeficiente de dilatación sea prácticamente cero”, comenta Francisco Sánchez, director del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC). Si usted decide calentar el desayuno en el microondas, sepa que está usando, además, un aparato que se diseñó para que los astronautas en sus viajes no corrieran riesgo de fuego al calentar su comida en el Espacio.
En el coche y en las gafas
El día no ha hecho más que empezar, todavía no ha salido de casa, y, si lo piensa, puede haber hecho uso de tres o cuatro aplicaciones relacionadas con la aventura del hombre por conocer aquello que le rodea. Pero la jornada continúa, y ahora hay que coger el coche para ir al trabajo. Seguramente desconoce que su vehículo está cubierto por una pintura anticorrosiva inventada para reducir los costes de mantenimiento en el Centro Espacial Johnson. De la misma forma, sus gafas o lentes de contacto, si es que usa, están bañadas por una película antirrayado, una especie de barniz que se usó para proteger y endurecer las superficies plásticas en el Espacio.
Ya ha llegado a su puesto de trabajo, y como seguramente está deseando que llegue el fin de semana, consulta el tiempo para planificar una escapada. “Ahora mismo en investigación atmosférica se utiliza mucho la espectrofotometría de absorción, una técnica que fue desarrollada previamente en astrofísica y que después fue aplicada en investigación atmósférica para vigilar la capa de ozono, por ejemplo”, explica Emilio Cuevas, director del Centro de Investigación Atmosférico de Izaña.
De igual forma, seguro que durante cualquier día de su vida, usa el teléfono, el GPS, o ve la televisión. Todas estas acciones dependen de los satélites de comunicación y, aunque muchos de ellos no tengan su origen en la astrofísica, sí que guardan relación con ella, aunque sólo sea por su ubicación en el Espacio, o por las teorías físicas en las que basan su funcionamiento y que los astrónomos utilizan para entender el Universo en su conjunto. “Hoy en día nuestra dependencia del Espacio es total. Las aplicaciones son infinitas: telefonía móvil, imágenes, satélites para controlar la detección de incendios…, nuestra dependencia es brutal”, declara Miquel Serra, administrador del Observatorio del Teide.
La ciencia como motor de desarrollo
Según Erik Stengler, Doctor en astrofísica y responsable de Didáctica y Actividades del Museo de la Ciencia y el Cosmos, son muchos los momentos de la Historia en los que un descubrimiento astrofísico ha influido en el desarrollo de alguna tecnología. “Por ejemplo, la Teoría de la Relatividad es esencial para el funcionamiento correcto de los GPS”. Y es que pocos saben que cuando usamos esta tecnología al volante, los satélites localizan nuestra posición teniendo en cuenta los principios que sacó a la luz el físico alemán. Sin la teoría de Einstein, en la que se afirma que el tiempo transcurre más lentamente cuanto mayor es la velocidad a la que nos desplazamos, y que a menor atracción del campo gravitatorio el tiempo transcurre más deprisa, las coordenadas de nuestro vehículo serían mucho menos exactas.
Por cierto, sin los descubrimientos de Einstein usted tampoco podría tomar fotos con una cámara digital, ni escuchar un disco compacto ni, mucho menos, leer este artículo, ya que la fibra óptica o el chip que hace funcionar el ordenador tampoco existirían. Si por la tarde en casa tiene que hacer alguna chapucilla, es conveniente que conozca que herramientas como el taladro inalámbrico están ahora en el mercado gracias a que un día se diseñaron para los astronautas recogiesen rocas lunares. Cuando se lave los dientes, recuerde que también los tubos de pasta fueron concebidos para los viajes espaciales
No cabe duda. Existen múltiples aplicaciones derivadas, sobre todo, de la carrera espacial. Sin embargo, uno de los aspectos más importantes que nos ha enseñado la Astronomía como ciencia no es algo tangible. Se trata de la concepción del Universo. Saber que nuestro planeta es tan sólo una minúscula pieza perdida en un inmenso puzzle ha cambiado la idea de nuestro mundo. “Yo entiendo que el principal beneficio social de la Astronomia es la cultura, el conocimiento de nuestra casa común que es el Universo”, opina Francisco Sánchez. Que el hombre sienta curiosidad por saber qué hay allí afuera es algo que le hace más humano. Es natural, al fin y al cabo, todos somos “polvo de estrellas”, pues en su interior se produjeron los elementos químicos de nuestro propio cuerpo y de todo cuanto nos rodea.