Investigadores del Instituto de Astrofísica de Canarias descubren que la materia oscura sufre fuerzas más allá de la gravedad

Simulation illustrating the distribution of dark matter particles expected in a low-mass galaxy if the dark matter did not collide (in orange, concentrated towards the center) versus the observed dark matter (in blue, far more dispersed) / Gabriel Pérez
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La existencia de materia oscura es probablemente uno de los problemas que más incógnitas plantea a la comunidad científica y desentrañar su naturaleza se ha convertido en uno de los objetivos primordiales de la Física moderna. En términos simples, no sabemos de qué está hecha a pesar de representar el 85% de toda la materia en el Universo.

Un estudio liderado por el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) asegura que la materia oscura no es como describe el paradigma dominante en el que las partículas de materia oscura solo se relacionan entre sí y con la materia ordinaria a través de la gravedad. El estudio del IAC determina que la materia oscura siente también otras fuerzas  que, aunque solo modifican su comportamiento ligeramente,  proporcionan una nueva clave que permitirá entender su naturaleza.

Figura1: Simulación que ilustra la distribución de partículas de materia oscura esperable en una galaxia de baja masa si la materia oscura no colisionara (en naranja, concentrada hacia el centro) frente a la observada (en azul, más desperdigada).     

El estudio, realizado con datos del telescopio espacial Hubble, ha sido publicado por la revista Astrophysical Journal Letters y está firmado por los investigadores del IAC y de la Universidad de La Laguna (ULL) Jorge Sánchez Almeida e Ignacio Trujillo, con la colaboración del investigador de la Universidad del Noroeste de la Provincia de Buenos Aires (Argentina), Ángel Plastino.

Oscura o invisible

La comunidad científica sabe, desde hace décadas, que más del 85 % de la materia del Universo no emite ningún tipo de radiación. Por ello, se le denomina materia oscura, aunque algunos investigadores sugieren que más que ‘oscura’ sería apropiado llamarla materia ‘invisible’.

Pero, ¿cómo estudiar algo que no emite radiación? La respuesta está en observar el movimiento de la materia ordinaria (es decir de las estrellas y el gas) bajo su efecto. Así, los astrónomos han podido determinar que se necesita materia oscura en grandes cantidades y que influye sobre el resto de la materia conocida fundamentalmente a través de la fuerza de la gravedad.

Por este motivo, en las últimas cuatro décadas, la hipótesis fundamental  ha sido suponer que la materia oscura está compuesta por partículas con masa pero ninguna otra propiedad, sin interacción entre ellas ni con el resto de la materia conocida más allá de la fuerza de gravedad.

Figura 2: Numero de estrellas (S(R)/S(0)) frente a la distancia desde el centro de la galaxia (R/b). Cada color representa a una galaxia observada con el telescopio espacial Hubble. Como puede verse, el número de estrellas llega a ser constante al acercarse al centro (R/b << 1), lo que es compatible con que las estrellas vivan en un halo de materia oscura con centro difuminado (como los símbolos azules de la Figura 1) e incompatible con halos donde la materia oscura se concentra hacia el centro (como los símbolos naranja de la Figura 1). Los halos difusos son incompatibles con el modelo actual de partículas de materia oscura sin colisiones.   

 

 

 

 

 

Este modelo de materia oscura se conoce como materia oscura fría sin colisiones. Explica bien el efecto de la materia oscura sobre la formación de estructuras en el Universo. Sin embargo, no resuelve la incógnita fundamental: ¿qué es la materia oscura y cómo encaja su existencia dentro del modelo de partículas elementales conocidas?

El estudio del IAC viene a desechar la idea de que la materia oscura solo  interacciona a través de gravedad y se realizó analizando con una técnica nueva: la distribución de luz observada en unas galaxias muy poco masivas (con solo unas pocas miles de estrellas).

Galaxias poco masivas

El estudio de las propiedades de las galaxias poco masivas, tanto su estructura como su número, ha generado en los últimos años una atención de la comunidad científica porque el modelo de la materia oscura fría sin colisiones no parece encajar completamente para este tipo de galaxias. Hasta el momento, ninguno de estos trabajos previos ha podido, de manera concluyente, rechazar el modelo simple de materia oscura, ya que los efectos de la propia materia ordinaria sobre las propiedades de las galaxias son importantes y compiten con el efecto de la materia oscura.

Sin embargo, el estudio del IAC da un paso más allá. Para ello, los investigadores del IAC se han centrado en un tipo de galaxias muy particular donde la comunidad científica considera que los efectos de la materia ordinaria no juegan ningún papel en perfilar la forma de las galaxias. Estos objetos, de masa ultra-baja, con un millón de veces menos estrellas que nuestra Vía Láctea, son han sido laboratorios ideales para explorar la naturaleza de la materia oscura.

“Usando una técnica novedosa basada solo en la distribución de estrellas, hemos podido rechazar el modelo de materia oscura fría sin colisiones con una alta significación estadística”, explica Jorge Sánchez Almeida y añade que “este trabajo, por lo tanto, supone una base observacional muy sólida de la que partir para explorar modelos más complejos de materia oscura y vuelve a reivindicar la Astrofísica como ciencia de vanguardia para comprender las propiedades íntimas de la materia que compone la mayor parte del Universo”.

El estudio ha determinado que la materia oscura parece interactuar de una forma que va más allá de lo que supone el modelo cosmológico actual, en el que las partículas de materia oscura solo interaccionan entre sí a través de gravedad.  Este nuevo estudio expone que la materia oscura hace algo más. Por ejemplo, si estuviera hecha de partículas, éstas chocarían entre sí como bolas de billar. En el modelo aceptado, de materia oscura sin colisiones, una atravesaría a la otra sin enterarse. 

Para llegar a esta conclusión, descubrieron que la distribución de las estrellas en estas galaxias enanas ultradébiles, en vez de acumularse hacia un centro, se mantiene constante. Si esto ocurre, es porque ‘algo’ ha interactuado con ellas para cambiar su rumbo y ese algo es la materia oscura que, al contrario de lo que se creía hasta ahora, es responsable por sí misma de la forma del halo de estas galaxias. “Uno de los aspectos más fascinantes de este estudio es que todas las galaxias estudiadas tienen una distribución de estrellas idéntica. Parecería que las galaxias han olvidado su propia historia. Esto sólo puede entenderse bien si la materia oscura ha borrado el  pasado de estas galaxias, indicándonos que su naturaleza intima es mucho más compleja de lo que creíamos” comenta Ignacio Trujillo.

“Tras este estudio, no se resuelve la pregunta de ‘qué es la materia oscura’ pero sí puede responder algo esencial: no es lo que pensábamos hasta ahora”, explica Jorge Sánchez Almeida.

 

- Enlace al artículo final https://doi.org/10.3847/2041-8213/ad66

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