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2019 Nature Astronomy 3 341
Entre los meses de agosto y diciembre de 2018, durante las fases de Aproximación y de Estudio Preliminar de la misión OSIRIS-REx de la NASA, se obtuvieron una serie de imágenes y espectros de la superficie del asteroide Bennu, objetivo de la misión. Las imágenes adquiridas con MapCam, utilizando 5 filtros diferentes, indican que la fracción de la luz reflejada por la superficie del asteroide (su albedo) es de alrededor de 4,5% (albedo medio). Este valor es coherente con el tipo espectral de Bennu determinado a partir de observaciones en tierra, y está de acuerdo con los resultados de la fotometría integrada en disco obtenidos por la misión. Su superficie oscura y su comportamiento espectral también se ajustan a los valores de reflectancia observados en las condritas carbonáceas de tipo CM, que se encuentran entre los meteoritos más primitivos. El asteroide Bennu presenta una gran diversidad superficial, con una gran variedad de tamaños de partículas. La superficie del asteroide está cubierta por más de 200 rocas de más de 10 m de diámetro, que aparecen predominantemente en altas latitudes. Estas rocas también muestran una amplia gama de formas, tamaños y albedo, con variaciones de brillo del 3,3% al 15% mayores que cualquier variación observada en otros asteroides. Estos contrastes pueden deberse a diferencias primordiales en el material del cuerpo que originó Bennu después de una colisión destructiva, o debido a que el material ha sido expuesto a diferentes niveles de partículas cargadas de viento solar o al bombardeo de micrometeoritos. Curiosamente, Bennu exhibe solo pequeñas áreas libres de rocas y con polvo fino (regolito). De hecho, el valor promedio global de inercia térmica en la superficie de Bennu (su resistencia a los cambios de temperatura), determinado a partir de datos adquiridos por OVIRS y OTES, sugiere una superficie dominada por partículas con tamaños de 0,5 a 5 cm, lo que no se observa en las imágenes. Estos valores se obtienen como resultado de aplicar modelos termofísicos. La aparente discrepancia entre ellos y lo que se observa en las imágenes sugiere la necesidad de revisarlos. La mayoría de estas cuestiones se resolverán con observaciones a mayor resolución espacial y espectral durante la fase de estudio detallado de la misión, prevista para la primavera de 2019.