![Las líneas de corriente del campo magnético detectadas por SOFIA se muestran sobre una imagen de la galaxia Remolino (M51). Crédito: NASA, el equipo científico de SOFIA, A. Borlaff; NASA, ESA, S. Beckwith (STScI) y el Hubble Heritage Team (STScI/AURA). Las líneas de corriente del campo magnético detectadas por SOFIA se muestran sobre una imagen de la galaxia Remolino (M51). Crédito: NASA, el equipo científico de SOFIA, A. Borlaff; NASA, ESA, S. Beckwith (STScI) y el Hubble Heritage Team (STScI/AURA).](/sites/default/files/styles/crop_square_2_2_to_320px/public/images/news/Galaxia%20Remolino%20web.png?h=c047516a&itok=j6kUVl1u)
En lo más profundo de la estructura espiral de las galaxias hay una fuerza escondida: los campos magnéticos. Pese a ser invisibles a los telescopios convencionales, son un factor muy importante en su evolución, regulando la formación de nuevas estrellas y conduciendo el gas intergaláctico hacia su agujero negro supermasivo central.
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