Después de dos jornadas con el cielo encapotado, la expedición Shelios 2015 tuvo ayer su mejor noche de observación de auroras boreales en Islandia, a 100 km de Reikiavik. Aprovechando un claro en el cielo, los participantes pudieron contemplar cortinas muy intensas. Miquel Serra-Ricart, coordinador de la expedición e investigador del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), explica: “Estaba lloviendo la luz cielo, hubo una actividad muy alta. Se podían ver colores rojos en el cénit. Ha sido un gran espectáculo”. La radioactividad que el Sol lanza en forma de viento solar en contacto con
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