El cometa 17P/Holmes, que el pasado 24 de octubre sorprendía a la comunidad astronómica con un estallido de inusual luminosidad, ha aumentado un 10 por ciento su tamaño durante los tres últimos días. De acuerdo con el seguimiento del cometa realizado desde los observatorios del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), su brillo ha decaído, pero aún es visible a simple vista y se recomienda su observación con la ayuda de unos prismáticos.
Fue un aficionado a la astronomía, Juan Antonio Henríquez, quien detectó un repentino aumento de brillo en 17P/Holmes durante su habitual rastreo de cometas. En menos de 48 horas, el cometa incrementó un millón de veces su luminosidad. Rafael Barrena, investigador del IAC, señala que “17P/Holmes nos tiene acostumbrados a este tipo de estallidos. En el pasado y aunque con menor intensidad, este cometa ha experimentado cambios muy bruscos en su luminosidad, lo cual indica que este objeto posee una dinámica muy activa”.
El origen de las fuertes eyecciones de materia de 17/Holmes podría deberse al calentamiento provocado por los rayos solares sobre el cometa, de acuerdo con este astrónomo. De momento, no se descartan nuevos estallidos, aunque resultan poco probables debido a que el cometa se está alejando del Sol y su materia continúa enfriándose.
La dimensión total del cometa, desde el núcleo hasta la zona más exterior de la nube de polvo que lo rodea, equivale a 50 veces el tamaño de la Tierra. Barrena añade que 17P/Holmes ha aumentado “debido a que el polvo se ha ido extendiendo alrededor del núcleo. Hemos medido un incremento de 60.000 km durante los tres últimos días (equivalente a cinco diámetros terrestres), a una velocidad media de expansión de 800 km por hora”.
Este cometa, que alcanzó su máxima aproximación al Sol el pasado 4 de mayo, se acercará a una distancia mínima de la Tierra el próximo 6 de noviembre. Actualmente, se encuentra a 240 millones de kilómetros de nuestro planeta y puede observarse a través de unos prismáticos incluso desde zonas urbanas muy iluminadas. 17P/Holmes es visible prácticamente durante toda la noche dentro de la constelación de Perseo, al noroeste de la bóveda celeste, como una mancha difusa cercana a su estrella más brillante, Algol.
“Este cometa está viniendo de frente y no podemos ver su cola. Nos ocurre lo mismo que cuando un barco se acerca frontalmente y no percibimos su estela, así que sólo podemos apreciar su cabeza, la coma del cometa”, explica Barrena.
La aportación de los astrónomos aficionados ha servido una vez más para detectar y realizar el seguimiento de un fenómeno de estallido inusual en un cometa. 17P/Holmes fue descubierto el 6 de noviembre de 1892 por el astrónomo Edwin Holmes. Es un cometa que nos visita cada 6,88 años y que orbita entre Marte y la parte exterior del cinturón de asteroides.