Potentes vientos producidos por un agujero negro supermasivo

Perfiles de línea que muestran las componentes anchas del viento ionizado/molecular. Se muestran las componentes anchas (azul), estrechas (rojo), el continuo (naranja) y total (verde) (las áreas sombreadas determinaron los tamaños del viento).
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Los agujeros negros supermasivos que se encuentran en el centro de muchas galaxias parecen tener una influencia fundamental en la evolución de las mismas. Esto ocurre durante una fase en la que el agujero negro está consumiendo material de la galaxia donde reside a un ritmo muy elevado, haciéndose cada vez más pesado. Durante esta fase se dice que la galaxia contiene un núcleo activo (o AGN, por sus siglas en inglés). El efecto que esa actividad nuclear tiene en la galaxia anfitriona es lo que se conoce como retroalimentación del AGN, y una de sus manifestaciones son los vientos: se trata de gas del centro de la galaxia que está siendo empujado hacia fuera por la energía que libera el núcleo activo. Estos vientos pueden alcanzar velocidades de hasta miles de km/s y en el caso de los AGN más energéticos, como son por ejemplo los cuásares, pueden llegar a vaciar de gas el centro de las galaxias, impidiendo así la formación de nuevas estrellas. Para el estudio de estos vientos en cuásares hemos utilizado el instrumento EMIR instalado en el Gran Telescopio de Canarias (GTC). En este primer estudio con EMIR escogimos el cuásar oscurecido J1509+0343. Este cuásar se encuentra en el Universo Local, y es un análogo de los cuásares más distantes  y mucho más numerosos en los cuales la retroalimentación del AGN debía estar afectando de forma drástica a la formación de nuevas estrellas. EMIR nos ha permitido estudiar los vientos de gas ionizado y molecular de este cuásar haciendo uso del rango infrarrojo. Este análisis es muy importante porque los vientos no siempre presentan las mismas propiedades en distintas fases del gas, lo cual nos dice mucho sobre cómo se producen esos vientos y cómo afectan a sus galaxias anfitrionas. En el caso de J1509+0434 hemos descubierto que el viento ionizado es más rápido que el molecular, llegando a alcanzar velocidades de hasta 1.200 km/s. Sin embargo, sería el viento molecular el que estaría vaciando las reservas de gas de la galaxia (hasta 176 masas solares por año). El estudio de este y otros cuásares locales nos permitirá entender qué les estaba pasando a las galaxias cuando eran más jóvenes y estaban aún formando las estructuras que vemos hoy en día.