Las populares Perseidas o “lagrimas de San Lorenzo” tendrán su punto álgido en la noche del 12 al 13 de agosto, cuando se podrán observar del orden de 100 meteoros cada hora. La ausencia de Luna, debido a que ésta se encontrará iniciando su fase creciente, permitirá ver el fenómeno con mayor claridad, aumentando su espectacularidad.
Este año, el momento de máxima actividad tendrá lugar entre las 18h y 7h TU (Tiempo Universal: una hora más en Canarias y dos en La Península) aunque no se verá ningún meteoro hasta pasada la media noche, cuando aparece en el cielo la constelación de Perseo, de la que el fenómeno recibe su nombre y desde la que la lluvia parece proceder debido a un efecto óptico.
Las llamadas “estrellas fugaces” son en realidad pequeñas partículas de polvo de distintos tamaños, algunas menores que granos de arena, que van dejando los cometas a lo largo de sus órbitas alrededor del Sol. Cuando un cometa se acerca a las regiones interiores del Sistema Solar, su núcleo, formado por hielo y rocas, se sublima debido a la acción de la radiación solar y genera las características colas de polvo y gas. La corriente de partículas resultante se dispersa por la órbita del cometa que es atravesada cada año por La Tierra, con el resultado de que el polvo se desintegra al entrar a gran velocidad en la atmósfera terrestre, creando los conocidos trazos luminosos que reciben el nombre científico de “meteoros”.
En el caso de las Perseidas, el cometa causante de esta “lluvia” sobre nuestro planeta es el llamado “Swift-Tuttle”, que da una vuelta alrededor del Sol cada 130 años. Su última aparición fue el 11 de diciembre de 1992, año en que se observaron más de 300 meteoros por hora, el triple de lo habitual. A pesar de su nombre, las lágrimas de San Lorenzo no tienen lugar el día de San Lorenzo, aunque sí lo hacían en el siglo XIX. El cambio de fecha del fenómeno se debe a que tanto los cometas como las nubes de polvo que quedan a lo largo de sus órbitas están sujetas a las perturbaciones gravitatorias ocasionadas por los planetas gigantes, principalmente Saturno.
Aunque este año se espera una lluvia de estrellas “normal”, durante los últimos 20 años las Perseidas han sorprendido con ráfagas de entre 150 y 400 meteoros a la hora debido a la existencia de zonas más densas dentro de la corriente de polvo cósmico.
La mejor forma de disfrutar de la lluvia de estrellas es a simple vista, sin anteojos ni telescopios, y tratando de abarcar el mayor campo de visión del cielo posible. Cualquier punto de observación es bueno, siempre que tenga un horizonte y esté alejado de luces brillantes. Cuanto más oscuro sea el sitio, mayor será la posibilidad de ver los meteoros más débiles.
Más información: