La instrumentación científica se coloca sobre bancos ópticos en un entorno de laboratorio, y de esta forma se puede cambiar con facilidad. Cada observador puede componer la disposición óptica adaptada a la investigación específica que se vaya a llevar a cabo.
En uno de los bancos ópticos, las cámaras digitales toman imágenes en rangos estrechos de longitud de onda (colores), mostrando cada uno de ellos diferentes clases de fenómenos a diversas alturas en la atmósfera solar. El rayo de luz se puede desviar a otro banco óptico en donde se encuentra un espectrógrafo, que adquiere espectros que se pueden utilizar para medir propiedades físicas, como la velocidad del gas solar. Los campos magnéticos solares se pueden medir con la ayuda de la polarización de la luz. Debido a la dificultad de estas mediciones, se requieren instrumentos de alta precisión y una imagen solar nítida y estable.