BIA_0391
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Fecha de realización
Créditos
Descripción
El destino de las nebulosas lo escribe su propia descendencia. Son los vientos y la radiación procedentes de las estrellas jóvenes, masivas y calientes que se forman en el interior de las nebulosas los responsables de disipar el gas y el polvo natal del centro de la región de formación de estrellas. Y la Nebulosa Roseta (NGC 2237) no iba a ser una excepción. Situada a unos 5000 años luz de la Tierra, en el borde de una gran nube molecular en la constelación de Monoceros (unicornio, en griego), la intensa radiación de alta energía, principalmente de las estrellas de tipo O y B, está tallando una cavidad central, que puede distinguirse claramente como una región interna azul en la IAM de este mes. Las estrellas de este joven cúmulo, catalogado como NGC 2244, solo tienen unos pocos millones de años de edad, mientras que el agujero central de la nebulosa mide unos 50 años luz de diámetro. El viento de partículas que fluye de las estrellas del cúmulo también es responsable de los filamentos de gas y polvo que pueden observarse en la imagen.