La vista, como los demás sentidos, apenas es capaz de captar una estrecha franja de la realidad que nos rodea. Es decir, que entre uno mismo y la realidad se interpone una espesa lacra: el cuerpo. No se puede ir a ningún sitio sin él pero tampoco podemos llegar muy lejos con su espesor. Los astrónomos, es decir, los especialistas en cosas distantes, son muy conscientes de este problema. Han ido perfeccionando instrumentos que permiten observar la noche de forma más eficaz hasta que han dado con la espectroscopía, un poderoso método para lograr espectros, el arco iris escondido en una gota de
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