La meteórica carrera de Williamina Fleming

Williamina Fleming, descubridora de la primera enana blanca y la nebulosa de la Cabeza de Caballo, analizando placas fotográficas. (Crédito: Harvard College Observatory)
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Hablamos en el artículo anterior de la exclusión horizontal de las mujeres en la ciencia, debida, principalmente, a los estereotipos de género que persisten en nuestra sociedad y que alejan a las jóvenes de las carreras científicas.

Existe otro tipo de exclusión llamada vertical, que produce un desequilibrio en el número de mujeres en las posiciones de responsabilidad. Como muestra la figura 1, la fracción de mujeres en los distintos niveles, desde que entran como estudiantes hasta las categorías más altas, cae abruptamente según se asciende en la escala investigadora. Es el denominado techo de cristal, muy evidente en universidades y organismos públicos de investigación (españolas e internacionales).

Gráfico tijera que muestra la distribución de hombres y mujeres a lo largo de la carrera científica en las universidades públicas. (Crédito: Científicas en Cifras 2017)
Figura 1: Gráfico tijera que muestra la distribución de hombres y mujeres a lo largo de la carrera científica en las universidades públicas. (Crédito: Científicas en Cifras 2017)

Esto ocurre no solo en las áreas de ciencias “exactas” e ingenierías, sino también en las de mayor presencia femenina, como, por ejemplo, las ciencias médicas[1]. Es decir, los puestos de responsabilidad están, en general, ocupados por hombres independientemente del área del conocimiento.

Diversos factores llevan a esta desigualdad, que iremos discutiendo en sucesivos artículos. Un argumento muy utilizado - también por los propios científicos/as - para justificar la falta de mujeres en los niveles más altos, es que se trata de una situación social heredada, debida a la reciente incorporación de la mujer a la ciencia, y que con el tiempo se irá corrigiendo [1].

¿Pero cuánto tiempo deberemos esperar? Tomando como base la tendencia actual y empleando modelos estadísticos, se calcula que tardaremos más de 200 años en revertir la situación en el área de física, según muestra [2].

La guardiana de las estrellas

Por otro lado, la idea de que las mujeres acabamos de llegar a la ciencia no es real, ya que a lo largo de la historia encontramos muchas mujeres en diferentes ámbitos científicos (aunque ya vimos en artículos anteriores que la mayoría no aparecen en los libros.)

Uno de los capítulos de la genial serie de divulgación “El diario secreto de Henrietta Swan Leavitt”, que se inspira en el personaje de esta gran astrónoma para explicar de forma amena conceptos de astrofísica, se inicia con la siguiente frase: “Mucha gente me pregunta que hacíamos un puñado de mujeres en el observatorio de Harvard. Y yo les respondo que establecer los cimientos de la astrofísica del siglo XX.”[2]

Efectivamente, el grupo de mujeres que contrató el director del observatorio de Harvard, E. Pickering, entre los años 1877 y 1919, realizó algunos de los descubrimientos más importantes en la historia de la astrofísica y sentó las bases para trabajos de astrónomos posteriores que sí obtuvieron un gran reconocimiento (como E. Hubble, W. Baade o H. Russell).

La primera mujer contratada fue Williamina Fleming, escocesa de 20 años y madre de un pequeño, al que su marido había abandonado poco después de emigrar juntos a los Estados Unidos. Curiosamente, Williamina había sido primero empleada de servicio del propio Pickering, quien en seguida se dio cuenta de su capacidad intelectual y su habilidad organizativa. Esto, sumado a que el director no parecía estar demasiado satisfecho con los resultados de sus asistentes masculinos, y a que una mujer en la época cobraba menos de la mitad que un hombre por el mismo trabajo, lo llevaron a formar el conocido grupo de las “Computadoras de Harvard”.

Fleming comenzó a trabajar en tareas sencillas de cálculo y computación, ayudando a Pickering en un ambicioso proyecto de clasificación estelar financiado por el médico y astrónomo aficionado Henry Draper y, a la muerte de éste, por su viuda Mary Anne Draper (copartícipe de todos los experimentos e investigaciones de su marido).

En 1886, Williamina se convirtió en la coordinadora del trabajo de las mujeres del observatorio y en la responsable por indexar, examinar, organizar y clasificar las placas fotográficas con los espectros de las estrellas observadas. Dichas placas se tomaban colocando un prisma frente al cristal del objetivo del telescopio, que descomponía la luz de cada estrella en sus longitudes de onda características. En los espectros se advertían una serie de líneas negras que correspondían a los distintos elementos químicos.

Fleming ideó su propio sistema de clasificación creando diferentes categorías espectrales basadas en la intensidad de las líneas del Hidrógeno, que sería, poco después, perfeccionado por Annie Jump Cannon, y que se utiliza hoy en día con ligeras modificaciones.

En 1890, se publicaba la primera entrega del catálogo de Henry Draper con datos de más de diez mil estrellas, la mayoría de ellas analizadas por Williamina. Nueve años más tarde, era nombrada Comisaria de Fotografía Astronómica de Harvard, primera mujer en conseguir dicho cargo.

Hasta la fecha de su muerte en 1911, había descubierto 10 novas, 59 nebulosas (incluida la famosa nebulosa de Cabeza de Caballo), y más de 300 estrellas variables. Además, fue la primera persona en descubrir una enana blanca [4].

Williamina Fleming siempre defendió el papel de las mujeres en la Astronomía y denunció la situación en que se encontraban las computadoras en el observatorio de Harvard, causada por la enorme brecha salarial y las grandes dificultades para conciliar la vida familiar. Un siglo después, la lucha continua…

Este artículo, redactado por Sandra Benítez Herrera, fue publicado originalmente en la Revista Astronomía en julio de 2019.

 

Referencias

[1] Pérez Sedeño, E. & Kiczkowski Yankelevich, A. “Las mujeres en la Astronomía española: Un universo por descubrir”. VIII Congreso Iberoamericano de Ciencia, Tecnología y Género. Brasil, 2010.

[2] Holman, L., Stuart-Fox, D., & Hauser, C. “The gender gap in science: How long until women are equally represented?”. PLOS Biology, vol. 16, num. 4, 2018.

[3] Durán, A., Nieto, M. & Sorribes, M. “Mujeres y ciencia en España: Algunas claves para agrietar el techo de cristal”. Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 2018.

[4] Russel, H. N. “Notes on white dwarfs and small companions”. The Astronomical Journal, vol. 51, p. 13, 1944.

 

Ver también: "Mina Fleming", por Julio Castro, en Revista Paralajes. pp. 14-15

 

[1] En nuestro país, sólo el 25% de los gerentes de hospitales son mujeres, siendo la sanidad uno de los sectores más feminizados con 77% de trabajadoras en dicha área. Fuente: Federación de Sanidad de Comisiones Obreras.