El cometa C/2023 A3 Tsuchinshan/Atlas no decepcionó. Y, definitivamente, pasó a la selecta lista de cometas memorables. Fue perfectamente visible a simple vista durante más de una semana y destacó sobremanera su espectacular anticola, especialmente durante la jornada del 14 de octubre.
Octubre de 2024 fue un mes muy intenso en lo que respecta al cometa C/2023 A3 Tsuchinshan-Atlas. Comenzaba el mes con las últimas oportunidades de observarlo antes del amanecer. El 1 de octubre nos dejaba una hermosa imagen con la Luna iluminada en menos del 2 % de su superficie por el Sol (el restante 98 % lo era por la luz reflejada del Sol en nuestro planeta, la llamada “luz cenicienta”) acompañando al cometa sobre el horizonte este. Esta era una fecha adecuada para hacer una estimación del tamaño de la cola del cometa, dado que esta estaba bastante perpendicular a nuestra línea de visión.

Esa madrugada el cometa estaba situado a unos 113 millones de kilómetros. Con una cola de aproximadamente 14 grados, pudimos estimar su longitud proyectada en alrededor de 28 millones de kilómetros de longitud, seguramente más de 30 millones reales. Eso es más de 2.300 veces el diámetro terrestre, o una distancia que bien merece ser medida en segundos-luz: ¡100 segundos-luz! Un tamaño realmente espectacular si pensamos que son los restos de un bloque de hielo de tan solo una decena de kilómetros de diámetro aproximadamente.

Durante el periodo de tiempo de su paso entre el Sol y la Tierra, su observación desde la superficie terrestre fue muy complicada, cuando no totalmente imposible. No obstante, tuvimos la oportunidad de seguir sus progresos gracias a un telescopio espacial muy particular, el SoHo (uno de los numerosos telescopios espaciales en los que el IAC ha colaborado) con el cual se observa, además de la superficie solar con varios filtros, su capa exterior más débil, la corona. Desde el 7 de octubre, el cometa fue visible en el campo de visión del instrumento LASCO-C3, pudiéndose seguir con nitidez su evolución.
Tal como estaba previsto (aunque con los cometas resulte muy arriesgado apostar nada), el cometa C/2023 A3 comenzó a ser visto de nuevo, esta vez tras las puestas de Sol, el día 12 de octubre, tras su paso entre el Sol y la Tierra. A pesar de un tiempo desapacible e inestable, tuvimos el privilegio de poder observar el cometa por primera vez en este segundo periodo desde el Observatorio del Teide. Era claramente visible a simple vista, a pesar de que el cielo no había alcanzado el ocaso. Este día se ocultaría bastante pronto tras el horizonte oeste, pero nos dio tiempo de presentarlo en directo por televisión.

El 13 de octubre las condiciones meteorológicas no fueron mucho mejores, aunque pudimos verlo a simple vista entre cirros. Su brillo aparente había aumentado gracias a la mayor oscuridad del cielo, aunque la Luna, iluminada en más de un 80 % de su superficie, no colaboraba, iluminando nubes y paisaje. El cometa, en ese momento a 71.2 millones de kilómetros, comenzó a alejarse desde el 10 de octubre, cuando pasó a poco más de 70 millones de km de la Tierra. Pueden ver el progreso de su brillo en la página del COBS.

La jornada del 14 de octubre fue realmente sobresaliente. Casi sin nubes y sin viento, era un placer observar el cometa. Con una cola de unos 15 grados y una anticola de unos 10 grados que se perdían en el horizonte oeste nos ofreció un espectáculo inolvidable. Teniendo en cuenta las imágenes de SoHo, puede apreciarse claramente la anticola que cruza el disco solar (y que se encuentra a 25 grados del núcleo del cometa, y cruza toda la imagen, dando como resultado una anticola de al menos 30 grados, probablemente la anticola más larga observada hasta el momento. (Observen los últimos fotogramas del timelapse de SoHo). Parecía como si estuviera señalándonos el Sol con un potente haz de luz muy delgado.
La anticola es parte de la cola de polvo del cometa que parece apuntar hacia el Sol. Se trata de una ilusión óptica que se acentúa cuando la Tierra cruza el plano de la órbita del cometa, especialmente cuando éste está cerca del Sol, como es el caso del C/2023 A3. El polvo del cometa, especialmente el material más pesado, va quedando en una delgada lámina que es soplado lentamente por el viento solar, quedando por detrás del cometa, dando lugar así a esta denominada anticola. La anticola del cometa C/2023 A3 resultó extremadamente bien definida, seguramente un rasgo diferenciador de este cometa que permanecerá en nuestra memoria.


La razón de que la anticola fuese tan espectacular en esta ocasión fue la combinación de brillo, órbita y posición relativa de la Tierra respecto al plano orbital del cometa. Pueden simular en la página web del Jet Propulsion Laboratory (California Institute of Technology – NASA) la órbita de cualquier cometa. C/2023 A3 tiene una órbita retrógrada, pasando “por detrás” del Sol en su acercamiento, y de “arriba hacia abajo” (según nuestra representación convencional del Sistema Solar) que gira cerca de la órbita de Mercurio y se aproxima a nosotros, pasando entre el Sol y la Tierra. El 14 de octubre de 2024 la Tierra cruza exactamente el plano orbital de C/2023 A3, permitiendo la observación de esta inusual anticola (al menos de una forma tan bien definida). Por supuesto que una anticola es algo moderadamente “frecuente”, como señalamos en nuestra entrada sobre el “Cometa Neandertal”, pero pocas veces tan definida como en este caso.


Me gustaría destacar la precisión con que son capaces de predecir los modelos la forma, longitud y comportamiento en general de los cometas. Como ejemplo, citar la web de simulaciones de colas de cometas de Nicolas Lefaudeux. Resulta extraordinario cómo las posteriores observaciones realizadas coinciden perfectamente con las predicciones, entre otras, la perfecta definición de la anticola.
El 15 de octubre, a pesar de una Luna iluminada al 96 %, la suma de condiciones, en general, enumeradas en la segunda entrada en el blog sobre este cometa, hacían esperar buenas condiciones para su observación. Con este objetivo convocamos a un grupo de activos profesores del proyecto CosmoLab del IAC en el Observatorio del Teide, con el fin de poder disfrutar del evento. Aunque las nubes hicieron acto de presencia, no impidieron observar y disfrutar del efímero visitante.

Los siguientes días, con Luna llena, eran poco apropiados para una óptima observación, pero se trata de una ocasión única que profesores y estudiantes no podían desaprovechar. El 18 de octubre, apenas pasada la Luna llena, participamos en una observación del cielo nocturno desde las proximidades del Observatorio con un nutrido grupo de estudiantes y profesores formados en el proyecto CosmosLab, que disfrutaron de una observación de Venus, Saturno y la Luna, además del cometa aún visible a simple vista, especialmente hasta la pronta salida de la Luna casi llena.

A partir del 19 de octubre comenzamos a poder disfrutar de un cielo oscuro durante algún tiempo, incrementándose gradualmente con el paso de los días. La diferencia entre observar con Luna y sin ella fue abismal. Ahora podíamos observar cómo se dibujaba el cometa junto a la Vía Láctea con todo lujo de detalles.

A medida que el cometa regresa a sus orígenes, probablemente en la nube de Oort, y posiblemente salga de la influencia gravitatoria del Sol para siempre, se enfría, pierde brillo y su cola y coma desaparecen. En las imágenes del 19 de octubre podemos distinguir una cola menguante y una anticola reducida y que ya no está en línea recta con la cola principal.


Observamos en detalle por última vez el cometa C/2023 A3 el 22 de octubre. Con una tenue anticola y una cola rizada bien definida, abarca aún varios grados de longitud.

Me gustaría destacar unos últimos datos sobre la estructura de este cometa, como ejemplo general de cualquier otro. El núcleo mide aproximadamente unos 10 km. Su coma, unos 200.000 km y su cola unos 30.000.000 de km… esto es difícil de imaginar. Hagamos un cambio de escala. Si el núcleo lo representamos por un grano de sal fina (1 mm), la coma medirá unos 20 metros (largo de una cancha de pádel) y la cola unos 3 kilómetros (la Tierra mediría aproximadamente 1.3 metros a esta escala). ¡Guau!

