Esto es de lo que hablan los cosmólogos y los filósofos cuando se reúnen
Llega un momento en que casi todos aparcamos -respondida o no- la pregunta existencial por excelencia: ¿Por qué estamos aquí? No es el caso de los físicos y filósofos que del 13 al 16 de septiembre, en el congreso Filosofía de la Cosmología celebrado en Tenerife, han discutido si nuestro universo es o no único; si existe precisamente -y solo- porque lo observamos; o si nuestra realidad es apenas una pequeña parte de lo que hay. Por supuesto, nada de esto afecta en lo más mínimo a la vida cotidiana. ¿O tal vez sí? Ocurre que los más encendidos debates se centraron en la mecánica cuántica, una teoría sin la que no existiría algo tan cotidiano como los ordenadores. Y por cierto, una de las conclusiones fue: a pesar de que lleva un siglo funcionando a la perfección, “aún no entendemos la mecánica cuántica”, dijeron los expertos.
La pregunta ¿Por qué existimos? tiene varias formulaciones: ¿Por qué hay algo en lugar de nada? ¿Qué desencadenó el Big Bang? -a todo esto, ¿qué hubo antes del Big Bang?-. Pocos científicos dirían que no son preguntas para la ciencia. “No hay preguntas prohibidas en ciencia”, dice Rafael Rebolo, cosmólogo y director del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC). También el experto en gravedad cuántica Carlo Rovelli, de la Universidad de Marsella (Francia), cree que los científicos deben ser valientes e “intentarlo todo”. Otra cosa es que la ciencia obtenga, vencedora, una respuesta.
“Es curioso que la mayoría de los físicos no acepta la idea de que la Física puede resolver completamente el misterio de la existencia”, dice Jim Holt, autor del ensayo Por qué existe el mundo (RBA, 2013). “Para algunos no hay tal misterio; la pregunta de por qué hay algo es una tontería que queda para los místicos. Luego hay una pequeña minoría de científicos que sí cree que la mera existencia es un misterio, y también que la ciencia puede resolverlo, sin religión ni metafísica”.
Holt se siente próximo a la postura de quienes, como Steven Weinberg -Nobel de Física y autor del clásico de divulgación Los tres primeros minutos-, “sí creen que es una pregunta seria, pero no soluble por la ciencia”. Incluso si se encontrara una teoría que explica que del vacío puede emerger algo, dice Holt, “habría que explicar por qué funciona esa teoría y no otra”.
Inalcanzables datos
El problema con la pregunta en cuestión es básicamente uno: ¿cómo conseguir datos? Para estudiar por qué existe la vida hay que considerar su ausencia, en un ambiente estéril. Pero ¿cómo buscar la no existencia? De esto habló ya la primera mañana del congreso George Ellis, cosmólogo de Universidad de Ciudad del Cabo (Sudáfrica), ex-presidente de la Sociedad Internacional para la Ciencia y la Religión, para quien “las teorías sobre cómo llegó a existir el Universo van más allá de los límites de la ciencia. Podemos hacer teorías bonitas, pero no podemos ponerlas a prueba porque tenemos un único universo, no podemos compararlo con nada”.
Ellis, al igual que el matemático británico John Barrow, es premio Templeton, un galardón que otorga la Fundación John Templeton por avanzar “en la investigación o los descubrimientos sobre la realidad espiritual”, explica esa organización. Barrow, de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), organiza este congreso junto con cosmólogos de la Universidad de Oxford -Joe Silk entre ellos- y los filósofos Barry Loewer y David Albert, de las universidades estadounidenses de Rutgers y Columbia respectivamente. La Fundación John Templeton financia el encuentro y también un programa de investigación sobre Cosmología y Filosofía que desarrollan los organizadores.
El inconveniente de los datos inalcanzables afecta también a otras cuestiones parientes de Por qué existimos, como si hay otros universos o si podría haber -como afirma Rovelli- otros “sistemas” en el Universo para los que el tiempo no fuera como lo percibimos nosotros, quizá fluyendo al revés.
Ahora bien, ¿cabe la posibilidad de que, en un futuro, haya algún tipo de evidencia que permita inferir la existencia de otros universos? Bueno, hay una idea que ha asomado la cabeza a menudo en el congreso: la percepción humana de la realidad es limitada -siempre lo ha sido-, y la intuición también; la historia de la ciencia muestra que ambas pueden ser complementadas. Es decir, que seamos incapaces ahora de recibir información de otros universos no implica que vayamos a serlo siempre.
Hace un siglo, el universo humano no pasaba de la Vía Láctea, y ésta observada en luz visible -nada de telescopios infrarrojos ni radiotelescopios, ni mucho menos telescopios espaciales de rayos X o gamma-. En otro plano, también el concepto del tiempo ha cambiado, lo mismo que nuestra visión de cómo es la realidad a escala de los átomos. No ha sido nuestra percepción la que nos ha alertado de que la velocidad del tiempo cambia según la posición de quien lo mide, ni la que nos ha mostrado que en el mundo a distancias atómicas ocurren fenómenos tan asombrosamente raros como la superposición cuántica, que hace posible que una partícula esté literalmente en dos sitios a la vez. Han sido la teoría de la relatividad y la de la mecánica cuántica las que han desvelado esas realidades ocultas.
Hablando de realidades ocultas, ¿qué es la energía oscura, el ingrediente que compone más del 68% del Universo pero del que no se sabe nada -aparte de que hace que el Universo se expanda de forma acelerada-? ¿Está la energía oscura al lado nuestro, rodeándonos, y no nos damos cuenta? De ello habló Ofer Lahav, astrofísico del University College London (Reino Unido). Pero negó la mayor: en su opinión aún no está claro que haya que incluir un ingrediente exótico en el Universo, porque su expansión acelerada aún podría explicarse modificando la teoría de la gravedad.
“No estamos aquí para entender el Universo”
En cualquier caso, ¿significa todo esto que el equipamiento perceptivo humano entorpece, más que ayudar, a la hora de entender la realidad? “Una cuestión central de la filosofía de la ciencia es relacionar nuestra percepción del mundo con la imagen de él que la ciencia nos proporciona”, afirma Loewer. “La intuición no lo es todo; pero las teorías científicas deben explicar por qué no siempre funciona”. Einstein descubrió extrañas peculiaridades en el tiempo y dijo también por qué en la vida cotidiana no las apreciamos.
¿Quizás la intuición llega hasta donde llega porque estamos aquí solo para sobrevivir y no para entender el Universo? “Sí”, responde Loewer: “pero aun así es emocionante que logremos hacerlo, que nos preguntemos cómo empezó el Universo y lleguemos a proponer ideas sobre ello”.
El asunto de la percepción o, siendo precisos, simplemente el hecho de que percibimos de forma consciente, emergió en el congreso más de una vez. El físico de la Universidad de California James Hartle analizó la cuestión de si el Universo es el que es simplemente porque nosotros no podemos percibir otro. Y advirtió: “El Universo que tiene más probabilidades de ser observado no es necesariamente el que es más probable que exista”. Parece un juego de palabras, pero no lo es. Significa que nuestro universo podría ser de un tipo muy raro. Lamentablemente, dice también Hartle, no podemos saberlo, porque “no podemos observar donde no podemos existir”.
“Si encuentra usted extraño lo que digo, es que me entiende”
Pero entonces, de nuevo, ¿tiene algún sentido dedicarse a pensar en esto? Es una duda similar a la planteada por un asistente a la charla del matemático Shelly Godstein, de la Universidad de Rutgers, que repasó las distintas interpretaciones actualmente en discusión sobre la mecánica cuántica. “Sí, sigue habiendo mucho debate, más que nunca, en torno al significado de la mecánica cuántica”, afirma Goldstein. “No está claro qué versión de la teoría aplica la gente”.
Pero, si la teoría lleva aplicándose un siglo y funciona bien, ¿por qué preocuparse de su significado profundo? “Es impresionante, porque efectivamente tenemos una teoría que hace predicciones precisas y funciona muy bien, pero lo que está diciendo realmente es muy oscuro. Si encuentra usted extraño lo que digo, significa que me está entendiendo. Y ¿por qué es importante saber qué dice la mecánica cuántica? Los físicos se han hecho físicos porque quieren entender el mundo, ¿no? Y resulta que no entienden la teoría que más están usando. Claro que es importante”.
El filósofo David Albert coincide con Goldstein. “Uno de los casos más obvios en que la filosofía ayuda a la cosmología a entender el Universo es el problema de los fundamentos de la mecánica cuántica. En concreto, el problema de la medida”. ¿Se refiere a que la misma medida puede dar muchos resultados y que nosotros, como observadores, interferimos?
“Al abrir la caja del gato de Schrodinger nuestro cerebro se debería dividir en dos”
“Es cierto que interferimos cuando medimos, pero no hay acuerdo sobre lo que ocurre entonces”, dice Albert. “Las ecuaciones de mecánica cuántica dicen que, cuando mides algo, deberías estar en una de estas situaciones muy misteriosas en que tienes a la vez una solución y otra, y todo es poco claro. Aún no hay una solución aceptada a este problema. Nuestra experiencia real del mundo no es que al hacer una medida vemos una mezcla de los resultados; lo que vemos es una cosa u otra”.
Bueno, abrimos la caja del gato de Schrodinger [experimento conceptual diseñado para mostrar algunas de las paradojas de la mecánica cuántica] y por fin sabemos si está vivo o muerto. ¿Cuál es el problema? “Pues que si aplicas la mecánica cuántica a todo, incluyendo nuestro cerebro, lo que la teoría parece predecir es que al abrir la caja nuestro cerebro se debería dividir en dos: un cerebro ve un gato muerto, y otro ve un gato vivo. Pero eso no pasa. Por eso tratamos de explicar por qué el mundo parece escoger una solución. Mi opinión es que dentro de 25 años probablemente tendremos una respuesta”. Esperaremos.
Notas de prensa y otros enlaces relacionados:
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