Serendipia en Astronomía (I)

Edward Jenner, realizando su primera vacunación en James Phipps, un niño de 8 años, el 14 de mayo de 1796. Pintura de Ernest Board (1877-1934). (images.wellcome.ac.uk)
Fecha de publicación
Autor/es
María Carmen del
Puerto Varela
Categoría

Hoy, cuando toda la Humanidad espera una vacuna o un tratamiento  eficaz para el coronavirus COVID-19, tenemos que recordar que en muchos descubrimientos científicos no ha intervenido únicamente la perseverancia, sino también la casualidad. Precisamente, Edward Jenner descubrió a finales del siglo XVIII la vacuna de la viruela conversando con una mujer que ordeñaba vacas. Las lecheras parecían inmunes a la enfermedad, por lo que el médico inglés postuló que el contacto de estas mujeres con el pus de las ampollas del ganado, que contenía la vaccinia (el virus de la viruela bovina, una variante menos peligrosa que la viruela humana) actuaba de protección. En 1928, el científico británico Alexander Fleming también "se encontró" la penicilina accidentalmente. La casualidad ha tenido asimismo un papel protagonista en la Astronomía, como veremos en varias entradas de nuestro blog. No obstante, como dejó expresado el químico y bacteriólogo francés Louis Pasteur, "en los campos de la observación, el azar favorece sólo a la mente preparada". 

El término que se aplica para referirse a los descubrimientos accidentales en Ciencia es serendipia, un neologismo con una curiosa historia que se explicará al final de este artículo. 

Cuestión de suerte

En una entrevista que realizamos en el IAC al cosmólogo Hubert Reeves, del Centro de Estudios Nucleares de Saclay (Francia), nos explicaba en qué consistía hoy la serendipia en Astronomía: "Antes se entendía por serendipia el arte de utilizar las condiciones adversas y transformarlas en condiciones favorables; era lo que se llamaba las tres fronteras de la serendipia. En Ciencia, el significado que se le da es el de la suerte, el azar. Consiste en observar el cielo en una región determinada y ver si hay algo interesante. A veces observamos un objeto seleccionado y, durante la observación, advertimos que en nuestro campo de visión está sucediendo algo que no esperábamos. Esto es lo que se llama descubrimientos por serendipia, es decir, por el azar, de forma imprevista. Circula una historia relacionada con este asunto sobre un astrónomo que observa con su telescopio siguiendo un programa de observación de determinadas estrellas y, de repente, observa una supernova que explota en su campo de visión. La historia consiste en decir que hay dos tipos de astrónomos: el primero de ellos se alegraría de su suerte; el segundo cerraría el telescopio diciendo que es una mala noche para observar sus estrellas. Éste sería el significado actual de serendipia. No se trata de convertir lo adverso en ventajoso, es simplemente una cuestión de suerte. En ocasiones tenemos una larga lista de objetos que estudiar y, al observarlos, nos damos cuenta de que uno de ellos presenta una característica que no estaba prevista y lo que hacemos es estudiarlo más detalladamente."

Si bien el propósito de la pareja Carolyn y Eugene Shoemaker junto con David Levy era descubrir objetos próximos a la Tierra, descubrieron el cometa Shoemaker-Levy 9 el 24 de marzo de 1993 gracias una fotografía de un telescopio catadióptrico del Observatorio Palomar, en California (Estados Unidos). Un año después y en la fecha prevista con exactitud, este cometa colisionó con el planeta Júpiter. Fue, por tanto, un descubrimiento científico realizado gracias a una serendipia que nos proporcionó la ocasión de ver la primera observación directa de una colisión extraterrestre entre objetos del Sistema Solar.

Fragmentos del cometa Shoemaker Levy
Fragmentos del cometa Shoemaker Levy tomada el 17 de mayo de 1994, con la cámara WFPC2 del Telescopio Espacial Hubble. NASA, ESA, and H. Weaver and E. Smith (STScI).

 

Los tres príncipes de Serendip

El término serendipia no formaba parte del Diccionario de la Real Academia Española (RAE) hasta hace poco, si bien la Fundación del Español Urgente (Fundéu BBVA) afirmaba que, de todos modos, su uso era correcto y sugería emplearlo como sinónimo de chiripa (carambola). No obstante, a finales del siglo pasado, la tendencia última con respecto a este término era la de adoptar la traducción en castellano de serendipidadpara la facultad de encontrar cosas agradables sin siquiera proponérselo. Aunque también había quien consideraba innecesario este neologismo al ya existir el término casualidad. Actualmente, la RAE admite serendipidad y serendipia, una prueba más de que el lenguaje se adapta y cambia continuamente.

En el libro Serendipia. Descubrimientos accidentales en la ciencia, escrito por Royston Roberts y traducido al español por Jesús Unturbe Sanchiz (Alianza Editorial. Madrid, 1992), una nota del editor español señala al comienzo del libro: “Se ha introducido Serendipia como la palabra castellana correspondiente al término inglés serendipity, cuyo significado se explica en la Introducción. Creemos conveniente la creación de un neologismo especial para designar el concepto de serendipity, que está ampliamente difundido en la literatura científica contemporánea.” En la Introducción, el autor cuenta que la palabra inglesa serendipity fue acuñada por Horace Walpole en una carta a su amigo sir Horace Mann en 1754. “Walpole quedó impresionado por un cuento de hadas que había leído sobre las aventuras de Los tres príncipes de Serendip (o Serendib, un antiguo nombre de Ceilán, actualmente conocido como Sri Lanka), los cuales ‘estaban siempre haciendo descubrimientos, por accidente y sagacidad, de cosas que no se habían planteado...’. Walpole usó el término para describir alguno de sus propios descubrimientos accidentales. Dicha palabra ha sido redescubierta recientemente y está siendo usada con una frecuencia creciente. (No aparece en las ediciones de 1939 o 1959 de los diccionarios bien conocidos, pero lo hace en las ediciones de 1974 y posteriores y en otros diccionarios corrientes del idioma inglés)”. La nota a pie de página del texto anterior dice “Serendib es un nombre de origen árabe referido a una isla que aparecía en sus mapas; es muy probable que fuese Ceilán, más que Madagascar.”

Como término comúnmente admitido en la filosofía de la ciencia, con el significado de datos imprevistos, anómalos y estratégicos que surjan de manera casual a lo largo de una investigación, serendipia fue utilizado en 1945 por Robert King Merton, en su Teoría y Estructuras Sociales

Para terminar, quiero recomendar como lectura complementaria el libro El oro de Serendip, de la escritora Teresa Iturriaga Osa, quien nos invita "a dejarnos llevar por los destellos del azar para descubrir la magia de la vida", con protagonistas que "aprendieron a resolver sus problemas gracias a su imaginación y su instinto". Pero no dejemos al azar nuestras vidas. De momento, sigamos escrupulosamente las recomendaciones sanitarias y quedémonos en casa para evitar seguir propagando el COVID-19. Seguro que pronto pondremos fin a este mal sueño.

 

Próximos artículos de SERENDIPIA EN ASTRONOMÍA: 

LA RADIACIÓN DEL FONDO CÓSMICO: "Blanca sustancia dieléctrica"

LOS PÚLSARES: "Hombrecillos verdes"