El largo viaje de Clyde Tombaugh
A mediados de febrero de 1930, el astrónomo estadounidense Clyde William Tombaugh examinaba de forma minuciosa decenas de placas fotográficas en el Observatorio Lowell, en Arizona. Percival Lowell, un excéntrico millonario apasionado por la astronomía, había financiado años atrás su construcción con la esperanza de encontrar respuesta a sus dos mayores obsesiones: hallar vida en Marte –con vana fortuna, puesto que confundió los supuestos canales marcianos con capilares sanguíneos de su propio globo ocular al haber convertido, de forma inadvertida, su telescopio en un instrumento
Enrique
Joven Álvarez
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